En junio de 1983, Burgos inauguró una aduana que traería grandes beneficios económicos a la provincia. Así lo atestiguaron José María Alfayate, Gerente de la Aduana, y José María Peña Sanmartín, alcalde de Burgos, en ambas entrevistas realizadas.
Burgos disponía de una localización perfecta para el paso de mercancías por su extraordinaria situación geográfica en el país.
Las instalaciones disponían de 130.000 metros cuadrados y urbanizados unos 60.000, con agencias, oficinas, gasolineras, naves industriales, hotel, cafeterías, restaurante,...